Tengo que decírtelo.

Llegamos a mi casa, después de pasar el día juntos y nos acostamos en mi cama.

Yo me acurruco a ti, te abrazo y tu respondes con un beso en la frente. Al mirarnos sonreímos y entonces dices: 

   -¿Sabes? No me canso de mirarte y recuerdo cuando con esa misma mirada me enamoraste. 

Te beso, muy suave a modo de respuesta y te susurro:

   -Te quiero cariño.

   -Y yo a ti.
   -Se que soy un pesado pero, tengo que decírtelo. 
Por un momento se me acelera el corazón y me asusto.
   -No sabes las ganas que tengo de levantarme cada mañana a tu lado, de desayunar juntos y poder besarte  antes de ir a trabajar, de llamarte a la hora de comer y recordarte lo mucho que te quiero.
Volver a casa y verte tan bonita como siempre, sonriéndome y saber que vas a estar ahí siempre. Poder acurrucarme en el sofá  a tu lado, viendo una peli o simplemente hablando de lo que hemos echo durante el día...
Te interrumpo con un beso, mientras intento disimular las lágrimas que se resbalan por mis mejillas.
   -Cariño, ¿estas llorando? 
   -No, por que lo dices... 
Mientras me seco con las mangas las lágrimas.
   -Aaay mi dulce niña como te amo..