Mirando hacia el escenario, los focos iluminan nuestros rostros y la música empieza a sonar.
Veo en tus labios como cantas la canción, pero no llego a escuchar tu voz.
Nos balanceamos al compás de la música, y en nuestros corazones retumba el fuerte sonido del bombo.
Te colocas detrás de mi y me abrazas por la espalda, apoyando tu cabeza en mi hombro. Siento tu aliento en mi oído, tu corazón en mi espalda y tus ojos clavados en el escenario. Ahora nos movemos al unisono, y nos miramos.
No me había dado cuenta de lo bonitos que eran tus ojos, y sonríes.
Abrazo tus brazos, y aspiro cada segundo, para guardarlo en mi memoria.
En ese momento, desaparece todo, solo estamos tu y yo, en frente del escenario, dejándonos llevar por la música... y me siento como reboso de felicidad... Me coges de la mano, y bailamos, sin importarnos lo que piensen de nosotros y no paramos de reír.
Pequeños detalles, que forman grandes momentos.
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